Los profesionales sanitarios no son inmunes a las secuelas psicológicas, menos durante situaciones especiales.
Durante sus jornadas laborales intensas pueden sentir escalofríos, mareos, náuseas, hipervigilancia, miedo, irritación y problemas de sueño.
Éso podría afectar deteriorando la calidad de su trabajo y generando tensiones entre el personal sanitario. Además de conflictos familiares y aislamiento emocional.
Es fundamental conocer los límites de la propia labor profesional de forma realista, reducir solapamientos con otros profesionales para evitar la frustración y el agotamiento.
Las medidas recomendables para los profesionales sanitarios son:
- Descanso suficiente y de calidad.
- Alimentación equilibrada y ejercicio físico.
- Apoyarse en compañeros, amigos y familiares.
- Actividades de entretenimiento.
- Tener información sobre el estrés laboral y postraumático.
- Poder solicitar ayuda profesional sin sentir vergüenza.
Y evitar: aislarse de amigos y familiares, ser demasiado exigente a nivel laboral, alejarse del trabajo y no descansar lo suficiente.
Es importante cuidar también a quienes nos cuidan.